Xavier Pastor, Eduard Carrera y Mònica Buscarons. Director y coordinadores de los postgrados de Resolución
de Conflictos y Mediación de la UdG (Fundación Universidad de Girona).
Seguro que alguna vez ha oído hablar de la mediación. En los medios de comunicación, cuando hay un conflicto bélico o diplomático entre países. También porque un amigo ha tenido un problema de pareja y el mediador/a les ha ayudado a solucionar sus problemas. O
quizás algún vecino o vecina que les ha explicado que tuvo un conflicto
de ruidos y finalmente intervino un profesional de la mediación que les
ayudó a poner paz y encontrar una solución. O recientemente en el deporte base, para trabajar la violencia de padres y madres en las gradas. Y muchos más ejemplos en que se aplica y se puede aplicar.
La mediación puede ayudar a gestionar positivamente y resolver un conflicto. Concretamente, facilita que podamos volver a hablar con la persona o grupo de personas con las que tenemos el conflicto o comunicarse con ellos mejor. Y es que la mediación, en comparación con otros métodos, hace protagonistas a las personas enfrentadas para que puedan ser ellas las que encuentren y lleguen a una solución. Al fin y al cabo, son las personas que tienen el conflicto, las que necesitan tener herramientas y un procedimiento que les empodere para pensar en positivo, analizar la situación, apostar por el diálogo, reconducir la relación y buscar una solución que responda a sus intereses.
La mediación puede ayudar a gestionar positivamente y resolver un conflicto. Concretamente, facilita que podamos volver a hablar con la persona o grupo de personas con las que tenemos el conflicto o comunicarse con ellos mejor. Y es que la mediación, en comparación con otros métodos, hace protagonistas a las personas enfrentadas para que puedan ser ellas las que encuentren y lleguen a una solución. Al fin y al cabo, son las personas que tienen el conflicto, las que necesitan tener herramientas y un procedimiento que les empodere para pensar en positivo, analizar la situación, apostar por el diálogo, reconducir la relación y buscar una solución que responda a sus intereses.
Imagine que usted tiene o se encuentra en un conflicto. Por ejemplo, en una situación de tensión en la que no consigue hacer entender a otra persona o una organización que lo que pide es lo correcto o lo que necesita. Incluso que la otra se ha enojado. Por el contrario, la otra parte dice que lo que hace está bien y que no puede, ni quiere dejar de hacerlo. Es decir la comunicación es difícil, hasta el punto que no se puede hablar, dialogar ni negociar. En este instante, es cuando un proceso de resolución de conflictos, en concreto de mediación, puede ayudarle. También antes, ya que estos principios y técnicas ayudan a prevenir las consecuencias negativas de los conflictos.
Aunque ha intentado solucionar el problema negociando, hablando directamente con la persona u organización, no ha conseguido lo que esperaba. La otra parte no ha ayudado o usted no ha encontrado las palabras idóneas y necesarias para conducir la negociación. La cuestión es que ahora cuesta mucho hablar o ya no pueden hacerlo, porque, teóricamente, se lo han dicho todo y la negociación ha acabado como el rosario de la aurora. Es en este punto en que la mediación es clave.
Y qué nos ofrece la mediación en estos casos? Un espacio, un tiempo y una persona profesional (el mediador o mediadora) que conoce cómo funciona un conflicto, como evoluciona, por qué fases pasa y cómo reconducirlo y que actuará haciendo posible y mejorando la relación. La mediación nos ayuda a establecer nuevos canales y espacios de comunicación o restablecerlos, donde podamos hablar del conflicto expresando nuestras necesidades y emociones, huyendo de los reproches, acusaciones y críticas y donde centrándonos en los puntos en común buscamos y encontramos soluciones pacíficas, nuevas y satisfactorias para todos.
En definitiva, una experiencia que nos permite solucionar nuestros conflictos de forma tranquila y donde todas las partes sienten que han ganado algo. ¿Qué más le podemos pedir? Probarlo.
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