Los jóvenes son la clave

El conflicto público y político, primero en Túnez y, después, en Egipto, con la caída de sus gobiernos, dictadores, cúpulas de poder y redes de corrupción, nos ha ofrecido, entre otros, la constatación del papel capital de los jóvenes en la consecución de cambios políticos democráticos en estas sociedades.

Los acontecimientos en estos países árabes están vinculados a procesos convulsos y muy conflictivos, donde los jóvenes tienen un rol activo, pero con efectos muy positivos. Protestan por la situación económica y social desesperada en la cual viven, pero también por la carencia de libertades y de progreso. La actuación de los jóvenes nos permite constatar dos cosas: se ha abierto un periodo de cambios imposibles de parar y que son un factor básico para la estabilidad política de cualquier país, incluso si es árabe.

Los expertos de universidades de todo el mundo están de acuerdo que la acción no violenta de los jóvenes en estas sociedades ha sido determinante, protestando y presionando a sus gobiernos. El símbolo más claro ha sido la ocupación continúa y permanente de la plaza Tahir del Cairo (Egipto). Aun así, estos mismos expertos no se ponen de acuerdo en situar cual ha sido la causa principal que ha generado esta reacción pública y política. Algunos afirman que ha sido la pobreza, la carencia de trabajo y de perspectivas económicas de la mayoría de egipcios lo que ha provocado las revueltas; otros, que han sido las clases medianas y más bien preparadas las que lo han propiciado para modernizar el país; pero todos afirman que ha sido el número elevado y la movilización de jóvenes que hay en Egipto, y que viven en las ciudades, lo que ha permitido la caída del régimen de Mubarak.

Pero nada de lo que está pasando en Túnez, Egipto, Yemen, Bahrein, Libia o Argelia es nuevo para nosotros. En otras épocas y lugares ya ha pasado. Sidney Tarrow explica en el libro El poder en movimiento el ADN de estos movimientos sociales que denomina de "acción pública colectiva" y que, en el pasado, han dado lugar a revueltas, manifestaciones, violencia, represión y revoluciones en diferentes países para conseguir cambios políticos democráticos. Como ejemplo, el autor muestra la influencia de "la acción pública colectiva" en la sucesión de hechos sobre la caída de la antigua URSS a partir de las movilizaciones en forma de manifestaciones pacíficas, huelgas y marchas de protesta desde el 1987 hasta el 1992, dando lugar al inicio de un proceso de democratización. Steven Levitt en Economía Freaky explica como, en el 1966, un año despúes de erigirse en dictador de Rumanía, Nicolae Ceaucescu prohibió el aborto, que hasta aquel entonces era legal. La prohibición tenía como objetivo contribuir a fortalecer rápidamente Rumanía a base de fomentar el crecimiento de la población que con su fuerza de trabajo impulsaría el país económica y nacionalmente. Durante estos años, Ceaucescu, como más tarde Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto, hicieron construir palacios, dieron puestos de responsabilidad a los gobiernos a miembros de sus familias que trataron de manera injusta, brutal y negligentemente sus ciudadanos. En 1989, veintitrés años más tarde, el bloque de países comunistas tambaleaba, las mejoras en Rumanía no llegaban, y la fuerza de trabajo de los jóvenes se transformó en malestar, queja y violencia contra el dictador, forzándolo a abandonar el país, atrapándolo más tarde y ejecutándolo finalmente.

Ahora en Egipto, la media de edad de los 80 millones de habitantes es de 24 años y Hosni Mubarak, militar de profesión, gobernaba desde 1981. En Túnez, el presidente derribado, Ben Alí, con carrera militar, accedió al poder por la vía de un golpe de estado en el 1987. En todos estos países, se ha dado pobreza, miseria, carencia de trabajo y de oportunidades para sobrevivir. Pero esto no es todo. El peso demográfico de los jóvenes ha sido determinante. El aborto estaba prohibido, hecho que ha permitido el crecimiento constante de la población. Paralelamente, los gobiernos han estado durante décadas en manos de dictadores con regímenes opresores y represores. Además, una familia extensa y corrupta de personas en los gobiernos se repartían la riqueza del país y abusaban de sus compatriotas. En los últimos años, la tecnología ha llegado a todas partes, especialmente las redes sociales, que han permitido comunicarse sin obstáculos. Por último destacar el cambio de política de los EE.UU, evitando el intervencionismo en favor de estos gobiernos.

El mundo árabe no es distinto de otros mundos, ni tampoco está exento de conflictos políticos que se repiten tarde o temprano si se dan un conjunto de condiciones: carencia de trabajo y de perspectivas económicas, sistema político dictatorial, corrupción, ninguna oportunidad de ascenso social. Aun así, la solución a los problemas de estos países, los jóvenes, se ha convertido en el catalizador de todas estas condiciones y en la clave para la aparición del conflicto más importante en el mundo árabe: la caída de los gobiernos y la transformación de los sistemas políticos.

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